El volcánico paisaje del parque de Timanfaya, cubierto de lomas rojizas, fue el lugar elegido por la agencia espacial norteamericana.
Es un paisaje de Timanfaya presenta una paraje desolado y, sin embargo, bello. Los paisajes han sido colonizados por un universo vegetal y animal de gran valor adaptativo. Aquí las especies viven a expensas de la materia orgánica que transporta el viento.

El nacimiento del parque surge de las erupciones volcánicas que se produjeron durante seis años consecutivos, entre 1.730 y 1.736, y las posteriores del S.XIX, sin embargo la más importante de las cuales se produjo en 1.824. Su peculiaridad estriba en las temperaturas que se registran a menos de 10 metros de profundidad, unos 600ºC.
La gran riqueza de este parque radica en la amplia variedad de elementos de interés científico, geológico y geomorfológico de gran singularidad y así como paisajística.
Además, Timanfaya es el tercer parque más visitado de España alberga un restaurante que aprovecha el calor interior que emana de la propia tierra de Timanfaya para cocinar los platos más típicos de Lanzarote.

Lo que llevó a la NASA a fijarse en la isla de Lanzarote fue su geología, ideal para comprender el clima terrestre y las posibilidades de vida en el planeta rojo. De hecho, éste paraje no es el único que ha servido a la agencia espacial americana para estos fines.
En Río Tinto, Huelva, su terreno coincide con el color del Timanfaya, se instaló la misión M.A.R.T.E. para demostrar con sistemas robotizados su capacidad de ayudar en la búsqueda de vida, en agua líquida, bajo el subsuelo de Marte.