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Teresa Valcarce, la heroína española ante el Congreso de EE.UU.

«The lady of the portrait»

Teresa Valcárce, una española de Ferrol afincada en Washington, consiguió con un tesón heroico que se alojara un retrato del héroe español de la independencia de EE.UU., Bernardo de Gálvez, en el Senado de EE.UU. tal como estaba comprometido desde el año 1783.

Teresa nos cuenta su hazaña en primera persona en este artículo.:

Radicada en Washington, y ya habiendo adquirido la nacionalidad americana, aunque manteniendo la española, recibí un correo de mi madre con un enlace del Diario Sur(Málaga) que dirigía a un artículo sobre un tal Bernardo de Gálvez. Era marzo del 2013. Me sorprendió porque lo envió por correo. Tras prestar atención al contenido, no daba crédito. El autor del artículo era Manuel Olmedo Checa, vicepresidente de la Asociación Bernardo de Gálvez y el mayor experto que hay en el mundo sobre este personaje. Bernardo de Gálvez fue un héroe español en la guerra de la Independencia de EE. UU. En el artículo se explicaba que muchos norteamericanos lo conocían y que su país tenía una cuenta pendiente con el general Gálvez y con España por la ayuda recibida por los patriotas que acompañaron a Washington en la cruzada. 

En el artículo, Olmedo explicaba que la deuda consistía en que, según un documento fechado en 1783, el Congreso de EE. UU. prometía al político y militar español Bernardo de Gálvez que colgaría un retrato suyo en el Capitolio en reconocimiento a su gesta. Algo que 231 años después nadie se había ocupado de que se cumpliera… Y decidí que me ocuparía yo misma del asunto.

Así comencé a moverme, tanto para averiguar si alguien sabía algo de esta historia como para determinar dónde o quién, en el Capitolio, podría ayudar y ver qué había ocurrido con la orden dada doscientos años antes y por qué no se había cumplido. Mi objetivo era conseguir que el Gobierno más poderoso del mundo se pusiera en marcha y respetara el compromiso tomado tantos años antes, del que nadie se había ocupado en su momento, un compromiso que con el paso del tiempo había caído en el olvido. Dos siglos era mucho tiempo.

Teresa Valcarce junto al retrato de Bernardo de Gálvez

Pero aunque mi amor y pasión por España sería mi motivación principal, es fundamental que cada uno sea consciente de que tenemos que hacer siempre lo que podamos por defender y colaborar con nuestro país allí donde tengamos la ocasión, sin más recompensa que la satisfacción del valor cumplido. 

Sabía que había una limitación que iba a condicionar mi capacidad para alcanzar ese objetivo: ¡yo misma! Soy una mujer normal, sin contactos importantes, lobbiesni influencias que fueran a darme ventajas. Todo habría que hacerlo a pulmóny con mucha transpiración.

Lo primero que hice fue ponerme en contacto con el autor del artículo. Estuvo receptivo y me dio datos muy valiosos sobre el origen y los personajes que habían protagonizado en su momento la decisión aún pendiente de cumplir. Me envió una copia de la carta, que había localizado en 2008 en el Archivo de Indias, dirigida a Bernardo de Gálvez en diciembre 1779 y firmada por un tal Oliver Pollock, patriota norteamericano de origen irlandés y representante del Congreso en Nueva Orleans. Se le pedía autorización para encargar un retrato y enviarlo al Congreso, donde quedaría colgado en agradecimiento a la extraordinaria ayuda que España estaba prestando a la Revolución americana y en reconocimiento a las importantes victorias del propio Gálvezsobre los británicos en la campaña del Misisipi. 

Como soy una mujer optimista, pensé que el cuadro existía y estaba en alguna parte. Así que había que buscarlo y hacer que se colgara. Como trabajaba al lado del Capitolio, podía ir y localizarlo. Pero las cosas oficiales no son tan sencillas.

Con el Instituto Bernardo de Gálvez descubrí que Oliver Pollock, amigo del héroe español y hombre de confianza de Washington, fue quien tuvo la iniciativa de encargar que el retrato se llevara a Filadelfia y pedir al Congreso que lo colgaran; por tanto, ese cuadro debería estar en el Independence Hall de Filadelfia. Llamé y pregunté. Fue como si hablara en arameo, pues nadie había oído nunca nada de Gálvez, ni tampoco de ningún cuadro pendiente de colgar. Así que pensé: «Si no se encuentra allí, entonces estará en alguna parte». Allí comenzó mi tournéepor el mundo digital: Google, buscadores especializados, bibliotecas, museos; pero nada…

Otras indagaciones también resultaron fallidas. Deduje que el cuadro debía de estar en algún lugar del Capitolio, en Washington. Supuse que no sería fácil encontrarlo: el Capitolio no es precisamente un edificio pequeño y el inventario no está organizado.

¿Y a qué departamento del Capitolio habría que preguntar? Había que comenzar con buen pie dando al personal que allí trabajaba una buena primera impresión para motivarlos. Consulté con una amiga que conocía la estructura de la institución, quien me explicó que hay una única oficina de historiadores; pero solo trabajan para los senadores, no atienden consultas o solicitudes de civiles. En cualquier caso, llamé. 

—Nosotros solo trabajamos para los senadores, no para los civiles. 

—Sí, pero tenemos un problema con el Capitolio desde hace doscientos años —repuse. 

—¿Cómo dice? —preguntó intrigada. 

—Sí, sí… 

De esa manera los dejé con el gusanillo. Pero después de escucharme, me repitió que no trabajaban para los civiles. Afortunadamente, el asunto había llamado su atención. 

—Mándanos la información para ver qué podemos hacer —dijo. 

Ipso facto.

Y se la envié por correo.

Tardó unos días, pero llegó la respuesta. El sobre tenía una carta del Senado que decía que habían investigado en el Capitolio y que el cuadro no estaba, además de que no sabían dónde buscarlo. Habían hecho algunas investigaciones, incluso preguntado en la Casa Blanca, y tampoco tenían noticias allí.

Batalla de Pensacola. La toma de Pensacola por los españoles fue un duro golpe para los intereses británicos. Foto: Wikimedia Commons / Augusto Ferrer-Dalmau

En definitiva, el cuadro no aparecía. Sin embargo, investigando en distintos lugares, lo que habían encontrado era la resolución oficial, la original, con fecha del día anterior a la carta de Oliver Pollock que habíamos encontrado en el Archivo de Indias. Era la resolución que el Congreso pasaba al presidente George Washington ordenando al presidente escribir a Pollock para que informara a Gálvez y se ocupara de que la decisión se llevara a cabo. 

Un paso muy importante para nosotros. Había una prueba irrefutable de que la historia del cuadro no era un invento: la iniciativa venía del propio Congreso y contaba con el apoyo del presidente. Pensé: «¿Ahora cómo seguimos?».

No sabía por dónde empezar…

Fue entonces cuando apareció el programa Españoles por el mundo, en el que me pidieron que participara.
¡Cómo son las cosas! El día de mi rodaje me avisaron de que mi reportaje tendría una interrupción: debían hacer una parada para incluir una entrevista a un congresista sobre las tres de la tarde; así que la entrevista la harían en el Congreso. Pensé: «Pues nada, allí iremos». Resultó que de los cuatrocientos congresistas que había, al que iban a entrevistar era justo al mío. ¡El de mi condado! Era mi oportunidad. A la hora señalada entró en la sala el congresista en cuestión con sus colaboradores. 

Cogí al primer becario que encontré y le conté mi tema. Usé un argumento muy típico en EE. UU. «Es mi congresista y necesito contarle un asunto muy importante relacionado con España que lleva un retraso de doscientos años. Estoy aquí con el programa de España que lo está entrevistando y a mí me van a hacer un reportaje de mi vida en Washington como española-americana», le expliqué al becario. Le advertí que lo que iba a contar era un asunto muy extraño: «Es todo muy raro, pero necesito que tú me ayudes, por favor». Parece que desperté su curiosidad. Cuando terminé de explicarle, dijo: «Mándame toda la información que tengas; esta tarde la imprimo y me comprometo a poner tu caso sobre la mesa del congresista mañana por la mañana». 

Terminada la entrevista, salió el congresista con su séquito. Me quedé calladita; lo que tenía que hacer ya lo había hecho y confiaba en el becario. Pero hubo una afortunada casualidad: como los de Españoles por el mundoiban a comenzar conmigo, estábamos juntos el presentador, los cámaras y yo. El senador se despidió de ellos y me saludó muy amable. Cuando le di la mano, le dije: 

—Señor, tendría que ayudarme.

—¿Y cómo te puedo ayudar? —respondió. 

—Se trata de un problema que tiene 231 años. Es sobre un general español que peleó con ustedes en la guerra de la Independencia y, como fue un héroe muy importante, el propio general Washington dio la orden de que se le hiciera un cuadro y se colgara en el Capitolio. Han pasado más de doscientos años y la orden no se ha cumplido. 

—Repítamelo, por favor —me pidió. 

—Lo repito, claro.

—Me interesa —me respondió mirándome a los ojos; luego me dio una tarjeta y me dijo—: Ponte en contacto con nosotros y te ayudamos. 

Antes de marcharse, se dio la vuelta.

—¿Cómo te llamabas?

—¡Teresa! 

Cuando llegué a casa, ya tenía un correo donde me explicaban el interés en el caso. Allí empecé el 17 de abril y trabajé hasta octubre con ellos presentando información y todo lo que pude conseguir sobre la historia. Hasta que tomaron una decisión en la Cámara de Representantes: el cuadro podría incluirse en una exposición temporal pero no permanente. ¡Qué desilusión!

Se trataba de mi país, estaban negando los méritos de un español, ya me estaban tocando lo mío. Se estaba convirtiendo en algo muy personal. Alguien me dijo: «Necesitas que la prensa te escuche. Cuando la prensa se haga eco de tu noticia, la gente lo va a saber; cuando la gente se interese por tu caso, entonces los políticos se interesarán por lo que la gente quiere y la prensa dice». Por tanto, decidí llamar a la prensa. 

—Hola, soy Tere, necesito una entrevista. 

—De momento, aquí no hay noticia. Llámanos para la ceremonia. 

—Pero es que no va a haber ceremonia si no me hacéis una entrevista. 

Insistiendo fui consiguiendo entrevistas. A la prensa la tuve que camelar, porque les importaba una porra el asunto. 

Me di cuenta de que muchos periodistas desviaban la atención. Les interesaba más saber cómo y por qué me había metido en un lío como este que la propia historia. 

Además, mientras yo había dado vueltas con este asunto, un congresista que hacía años había intentado introducir la resolución de ciudadano honorario, al sonar tanto el nombre de Bernardo de Gálvez, aprovechó el caso y la volvió a introducir. Un día me llamó un periodista de LosAngeles Timesy me dijo que quería hacer un artículo sobre la ciudadanía honoraria y aclaró que, cuando había estado preguntando por los pasillos, le decían que si iba a hablar sobre «ese tal Gálvez», como referencia al artículo. Por ello, tenía que hablar conmigo. Naturalmente acepté. La entrevista no iba a ser sobre mí, sino sobre el tema de la ciudadanía honoraria. Pensé: «Vale, igual puedo aprovecharla». 

En la entrevista le conté lo que me motivaba. En un momento dado, me dijo: «¿Sabes qué? Iba a ser una entrevista sobre la ciudadanía honoraria, en la que te mencionaría, pero voy a hacer el artículo sobre ti y voy a tratar la cuestión de la ciudadanía honoraria». En resumen, salió fenomenal. LosAngeles Timesfue el primer periódico americano que me dedicó un artículo. Para entonces mucha gente hablaba de esa «loca que andaba por los pasillos» por el dichoso cuadro de marras. Hasta el punto de que una de las veces tuve que llamar a la oficina de los historiadores, asustada porque sabía cómo solían tratarme. Comencé disculpándome por obligarles a lidiar con cartas del siglo xviiide los National Archives y escritas a mano con el inglés de entonces. Todo eran dificultades; sin embargo, no podía pararme de ninguna manera y los únicos que podían interpretar y actualizar los contenidos era esta gente. Entonces les aclaré lo siguiente: 

—Ya sé que no trabajan para civiles, no sé si se acordaran de mí.

—¡Oh! Yes, you are the Lady of the Portrait —me respondió el que hablaba inglés. 

—¡Sí, sí! Soy yo —contesté.

—¿Y qué quieres?, ¿qué necesitas ahora? ¡En lo que quieras te ayudamos!

—¿Really? ¡Genial! 

Eran encantadores. Desde ese momento, me llamaron the Lady of the Portrait, sobrenombre que apareció en el artículo del Washington Post.Asimismo, en el discurso del embajador y del senador el día de la ceremonia hablaban de Teresa Valcarce, the Lady of the Portrait. En el Congreso hay que ir llamando puerta a puerta… 

En octubre empecé a trabajar con el senador Roberto Menéndez, en aquel momento cabeza del comité de relaciones internacionales del Senado (luego renunció para ser gobernador de Nueva Jersey). Durante ese periodo me notificaron de la Cámara de Representantes que lo habían aceptado y conseguimos que el cuadro se colgara.

Teresa Valcarce ante el Congreso de EE.UU:

La ceremonia se celebró en diciembre del 2014. Ese día me dije: «Teresa, disfruta este momento, saboréalo porque mañana nadie se va a acordar de quién eres tú ni de qué hiciste, ni de quién es Gálvez». Fíjate, 2020 y todavía la gente escribe y da conferencias. Afortunadamente no solamente se sigue hablando de Gálvez, sino que se habla de la contribución española a los EE. UU. y, gracias a Dios, de otros españoles que son tan importantes como Gálvez. Eso me hace sentir muy orgullosa como española porque nos da en ese país una ventaja que otros países no tienen. Aunque tengo que decir que no lo sabemos aprovechar, una lástima. Nosotros, los propios españoles, hemos dejado que lo hecho por España en EE. UU., que ha sido mucho más importante que lo llevado a cabo por otros países, incluso Inglaterra, se haya diluido con el tiempo.

El día de la ceremonia el senador Bob Menéndez, encargado de oficiar la presentación del cuadro, comenzó diciendo: «Gálvez simboliza la contribución española a la independencia de EE. UU.». Y agregó: «Fue otro presidente, George Washington, quien calificó las campañas militares de Gálvez, entonces gobernador de Luisiana, como “factor decisivo” en la guerra de la Independencia de EE. UU.». Luego continuó: «La colocación del cuadro, tras años de olvido de la resolución tomada en su día por la nueva nación, fue impulsada después de que, en 2009, Manuel Olmedo, de la Asociación Bernardo de Gálvez de Málaga, descubriera un documento en el que se hacía referencia a aquella decisión. El empuje decisivo ha sido de Teresa Valcarce, una española residente en D. C., a quien el Washington Postha bautizado como “la señora del retrato”, por su insistencia ante la burocracia en la colina del Capitolio». 

Ahora el retrato cuelga en una sala de honor de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, de la que en ese momento era presidente Menéndez, y en la que también hay imágenes de los presidentes Wilson y Eisenhower. 

En conclusión, en mi opinión, las claves del éxito de esta odisea con final feliz son las siguientes: 

  • Perseverancia: creer en lo que hacía.
  • Pasiónamorpor España.
  • Listeza más que inteligencia(los inteligentes escriben la historia, los listos conseguimos que guste).
  • Entendimientoaceptación: los fracasos en el camino no son más que escalonespara llegar al objetivo final. 

Creo que sería demasiado decir que lo que hice cambió la imagen de España en EE. UU., porque mi meta fue educar a los legisladores sobre la contribución española en la creación de este país, aportándole así a España un peso y una ventaja sobre otros países que no tenía antes. Sobre todo, en la costa este de EE. UU. 

También creo que sembré un precedente importante en las relaciones bilaterales, porque ya no es casual en los discursos de nuestros líderes, sino obligado, escuchar hablar de los lazos históricos que nos unen y de BdG.

Si tuviera que hacer un plan de comunicación para dar a conocer este y otros héroes o hechos relevantes de origen español en EE. UU., comenzaría por hacer lobbyen Washington D. C. No podemos comunicar un mensaje pensando en cómo lo haríamos en España, sino teniendo en cuenta el factor cultural y cómo se hace en EE. UU. Aquí, si quieres darte a conocer como país, debes tener un representante en el Congreso que organice tu agenda, un profesional que conozca de lo que está hablando y cómo hay que hablarlo, así como con años de experiencia en el Congreso, los contactos y la reputación necesaria. Eso es fundamental. Y después el esfuerzo de la población civil y la iniciativa privada, que eso ya se está haciendo, y muy muy muy bien. 

Enfocaría mis esfuerzos, recursos y energía en hablar de España en el Congreso, además del hecho de introducir y mover nuestra agenda, hacer lobbyentre los legisladores y que ellos lleven el mensaje a sus estados para que, cuando haya que tomar decisiones en relación con cómo invertir sus recursos, lo hagan en productos españoles, en el valor que aportamos. Como consecuencia, todo esto traerá lo bueno que podemos ofrecer. Todo ello irá suprimiendo hispanofobia y así empezará a cambiar la narrativa. 

Celebraciones en Pensacola (EE.UU.)

Definitivamente, debemos estar orgullosos de España y de sus maravillosos representantes en ciencia, nuevas tecnologías, diseño y moda, deporte, gastronomía, industria, infraestructuras, etc.; y, sobre todo, de la que gente de a pie. Los españoles somos personas extraordinarias y nos distinguimos por la alegría de vivir, el disfrute de la vida con el día a día. Somos solidarios y muy amigables; por algo nos visitan más de ochenta millones de turistas cada año, y más del ochenta por ciento repite. 

Yo estoy muy orgullosa de ser española e intento pintar mi mundo en rojo y amarillo. Pero hasta que no nos queramos nosotros mismos no nos van a querer los demás. Todo empieza por cada uno. Yo aprendí a querer más a España (si cabe) cuando la tuve lejos. Quizá el hecho de que nuestros jóvenes se hayan visto obligados a irse al extranjero a trabajar haga que vean lo bonita y grande que se ve desde fuera, si puede serlo más. 

Teresa Valcarce 

Embajadora de la Asociación Bernardo de Gálvez en EE. UU. apodada «the Lady of the Portrait». Es una ciudadana española y estadounidense residente en Washington D. C., nacida en Ferrol y con ascendencia malagueña. Fue condecorada en octubre de 2017 con la Encomienda de la Orden del Mérito Civil al conseguir que se alojara un retrato del héroe español de la independencia de EE. UU., Bernardo de Gálvez, en el Senado de EE. UU., tal como estaba comprometido, tarea pendiente desde el año 1783. 


Esta historia forma parte del libro Hispanotropía y el efecto von Bismarck de 1785 | Impulsa España. Descubre más capítulos apasionantes en el libro:

Hispanotropia y el efecto von Bismarck
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17 comentarios en “Teresa Valcarce, la heroína española ante el Congreso de EE.UU.

  1. Muy interesante. Mi modesto agradecimiento a “The Lady of the Portrait”. Sé por propia experiencia lo difícil que puede ser españolear por el mundo. Simplemente GRACIAS!!!

    1. Gracias por tu comentario, Alvaro.

  2. Me ha fascinado la historia de Teresa y cómo su tesón y amor por España le han ayudado a conseguir lo que perseguía. Ojalá su ejemplo sirva para que nos interesemos más por nuestra historia, que nos apreciemos y valoremos más para que los demás nos miren con mejores ojos, como dice ella. Que habremos hecho muchas cosas mal, pero también muchísimas bien. ¡Que somos gente fantástica! Muchas gracias

    1. Gracias Miguel, si, somos gente maravillosa!!! :o)

  3. Gracias a D. Manuel Olmedo, de la Asociación Bernardo de Gálvez .
    Gracias a Dña. Teresa Valcarce con la que me une y comparto sus principios :
    Perseverancia: creer en lo que hacía.
    Pasión y amor por España.
    Listeza más que inteligencia(los inteligentes escriben la historia, los listos conseguimos que guste).
    Entendimiento y aceptación: los fracasos en el camino no son más que escalones para llegar al objetivo final. Y añado , “que un NO nunca te frene. “

    1. Gracias Amelia por tu comentario. :o)

  4. Es admirable lo que ha conseguido, con su gran tesón y perseverancia, nuestra compatriota Teresa Valcatce, basándose en la carta que encontró Manuel Olmedo… Ese fantástico duo ha conseguido, por fin, que el macharatungo Bernardo de Gálvez sea conocido en su tierra y reconocida su gran ayuda a la guerra de independencia de los Estados Unidos de América. Gran honor y agradecimiento a las personas que han hecho realidad esta extraordinaria hazaña…

    1. Gracias Maria, Manuel Olmedo es el mayor experto en la figura de Bernardo de Galvez y su energia y teson son admirables. Sin el, jamas lo habria conseguido.

  5. Muchas gracias Teresa, no sólo por tu fenomenal (y diría que monumental) trabajo, sino por mostrarnos el camino a seguir.
    Por españoles como tú, que nunca desfallecieron, es por lo que fuimos tan grandes y por lo que podemos volver a serlo.
    Un orgullo para todo nuestro país tener compatriotas como tú.

  6. Desde luego que un gran ejemplo a seguir en estos tiempos tan convulsos
    Mi reconocimiento a ésta mujer que con su buen hacer consiguió que se hiciese justicia a los méritos de éste insigne Español
    Un saludo para todos

  7. Fabuloso fue Bernardo Gálvez en su época ayudando a los EEUU a conseguir su independencia, y fabulosa es Teresa porque con su ardor patrio ha conseguido con mucho esfuerzo y tesón que el cuadro del General español esté colgado en el Senado de EEUU, enhorabuena.

  8. Gracias Teresa Valcarce, en estos tiempos debemos dar ejemplo de determinación y amor por nuestro país. Eres un ejemplo a seguir!

  9. Por favor hagan llegar a doña Teresa el más profundo y sincero agradecimiento por su gesta. Muchas como ella y todas las veces que se precise.

  10. Muchas gracias Teresa por tu esfuerzo. Eres un ejemplo a seguir y que bien aplica en éste caso «La voluntad mueve montañas» y ¡menuda montaña has movido tú! ¡Cuantas veces te habrás caído y vuelto a levantar en éste proyecto!
    También es de agradecer la atención prestada por todos los «eslabones» de la cadena que ayudaron a alcanzar tu objetivo, gracias a tu perseverancia no obstante.

  11. Magnifico, y quiero añadir algo más: En Tejas hay una ciudad con su nombre llamada Galvestown, a la cual voy todos los años a comer marisco. Además, Bernardo de Gálvez cuando el ataque a Penzancola, por la escuadra española, observó las dudas de entrar allí, ante la cantidad de fuertes con artillería que les esperaban, por ello se volvió y dijo esta frase: «YO SOLO» y se metió en el avispero seguido por los demás buques.
    En la navidad pasada llevé varios libros sobre la historia de Gálvez a Gálveztown para regalar, entre ellos uno en ingles de título I Alone
    El rey de España le concedió un escudo de armas, con la frase YO SOLO.

  12. Los españoles tenemos que agradecer a Manolo Olmedo y a Teresa Valcarce, su trabajo y su amor a España

  13. Tenemos que agradecer a Teresa Valcarce y a Manolo Olmedo, dos grandes españoles, su trabajo. Ellos están ayudando a que internacionalmente se conozcan mejor nuestros valores a través de la Historia

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